domingo, 22 de mayo de 2011


La piedra

II


Fijada la piedra en cada sitio,

engarzadas todas ellas con sus sienes,

los labios incrustados a la tierra

y su lengua clavada en lo profundo.

Formados correodores y vestíbulos,

habitaciones y terrazas alíneadas

en confitura de huecos y paredes,

el hábitat-idea bendecido.


Al fin, la voz ocupa sus espacios,

el uso de los cierres confirado,

la estancia repleta con sus gritos

que un dia sucumbieran

al murmullo del silencio renovado.


La lluvia, jugó largas sesiones

en noches oscuras de parranda.

Y el viento, cortejó cada rincón

acechando la débil hora del sueño más tardío.


La albahaca, preñada sin escrúpulo

dominó exultante el arriate,

y el raquítico rosal de Poliantea

se refugia en la umbría de la esquina desolada.


Es la piedra en forma de granito

quien saluda en el pórtico y su arcada,

y si un día le abandonas,

deja escrito tu regreso.

Es celosa la piedra de esta casa

y maldice y reniega

del huésped que la tuvo y la rechaza.



La piedra

III


Gana la maleza en el camino,

y lo que ayer fue invitación y mesura

hoy, desgarra al ojo su equilibrio.

La providencia mediará en la lucha.






2 comentarios:

Galionar dijo...

Bienvenido de nuevo, poeta, se te echaba de menos.
Ay, si las piedras hablaran...! Pero sí, de hecho lo hacen, o has sido tu que las has dotado de voz con tus versos.
Mis cordiales saludos.

F.Cejudo dijo...

La piedra nunca calla, sólo se silencia en algunas estacioes.
¡Gracias Montse!, espero poder seguir en contacto.
Un afectuoso saludo.